miércoles, 26 de enero de 2011

Anécdota...

Hace unos días mi hijo mayor llego con la noticia de un nuevo remedio a mi condición de ALS (ELA). Me dijo: La picada de abejas ayuda a restaurar los músculos dañados.  Rápidamente busqué en la Web y encontré informes sobre este método, sus  beneficios y consecuencias.  Pero no hice nada más al respecto. 

Ayer mientras me encontraba desayunado junto a mi esposa en un restaurante, sentí  una picada en un muslo y vi una abeja moribunda que daba vueltas en el piso.  Me había picado y ahora moría.  La abeja dio su vida al picarme.
Esto me hizo pensar que Jesús, el Hijo de Dios, murió para darme y darnos vida, sin tener la necesidad de hacerlo, lo hizo por amor.  Solo que Él resucitó, subió al cielo, está a la diestra de Dios y un día vendrá por nosotros o nosotros iremos a Él.
Entonces recordé lo que mi hijo me dijo y que Dios usa las experiencias de la vida para enseñarnos de su amor y misericordia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario